Dormir bien en verano: cómo afecta el calor al sueño y qué se puede hacer

15 de julio de 2025

Con la llegada del verano, muchas personas experimentan dificultades para dormir. Las noches calurosas, el cambio de rutinas y la mayor exposición a la luz pueden alterar significativamente la calidad del sueño. Dormir mal no solo afecta al descanso, sino que también repercute en el estado de ánimo, la concentración, el sistema inmunológico e incluso la salud cardiovascular.

¿Por qué dormimos peor en verano?

El cuerpo humano necesita bajar su temperatura interna para poder conciliar el sueño. Durante las noches cálidas, esta regulación térmica se ve dificultada, lo que puede provocar insomnio o un sueño fragmentado.

Además del calor, hay otros factores que influyen:

  • Aumento de las horas de luz solar: la luz inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, retrasando el momento natural de quedarse dormido.
  • Cambios en los horarios habituales: las vacaciones, los planes sociales nocturnos y la falta de rutina afectan el ritmo circadiano.
  • Mayor consumo de alcohol o cenas más tardías: estos hábitos alteran la arquitectura del sueño y pueden provocar despertares frecuentes.

Consejos para mejorar el descanso en verano

A continuación, se recogen algunas recomendaciones avaladas por especialistas en medicina del sueño:

  1. Mantener horarios regulares: acostarse y levantarse a la misma hora ayuda al cerebro a regular el ciclo sueño-vigilia.
  2. Cenar al menos dos horas antes de dormir y optar por comidas ligeras.
  3. Evitar el alcohol y la cafeína por la tarde-noche, ya que interfieren con el sueño profundo.
  4. Bajar la temperatura corporal antes de dormir: una ducha templada ayuda al cuerpo a prepararse para el descanso.
  5. Oscurecer la habitación y reducir el uso de pantallas desde una hora antes de acostarse.
  6. Usar ropa de cama ligera y transpirable y procurar una ventilación adecuada en la habitación. Si se utiliza aire acondicionado o ventilador, es recomendable evitar el contacto directo con el cuerpo.
  7. Evitar las siestas largas o tardías, ya que pueden dificultar el sueño nocturno.

¿Cuándo se considera un problema?

Si las dificultades para dormir se mantienen durante más de tres semanas, afectan al rendimiento diario o se acompañan de otros síntomas como fatiga constante, irritabilidad, ansiedad o dificultad para concentrarse, es conveniente consultar con un profesional. El insomnio crónico puede tener un importante impacto en la salud y, en algunos casos, puede estar relacionado con trastornos del sueño que requieren atención específica.

Dormir bien en verano es posible si se adoptan medidas adecuadas. El descanso no solo es un placer, sino una necesidad biológica fundamental para el bienestar físico y mental.

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